El Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y Juventud, IDIPRON, es una entidad descentralizada del orden distrital, que atiende a los niños, niñas y jóvenes que habitan en las calles en condiciones de abandono e indigencia. Fue creado mediante el Acuerdo No. 80 de 1967 del Concejo de Bogotá. Funciona desde 1970.
Tiene como misión, promover la formación integral del niño/a y del joven habitante de calle, es decir, su desarrollo físico, social y espiritual para que, en el marco de un profundo respeto por su libertad e individualidad, logre avanzar gradualmente e integrarse a la sociedad, al trabajo y mantenerse como ciudadano de bien, desarrollar acciones preventivas de la problemática callejera que afecta a la población en situación de vulnerabilidad.
Por otro lado como visión, pretende tener la capacidad operativa y de infraestructura, que permita la total cobertura de la población de niños y jóvenes excluidos para garantizarles el ejercicio pleno de sus derechos a través de métodos tecnificados que consulten con las exigencias del momento para su cabal inclusión social.
IDIPRON, atiende a los niños y jóvenes que habitan en las calles en condiciones de abandono e indigencia. Los rescata de la calle y los motiva a ingresar a un programa que promueve su formación integral, es decir su desarrollo físico, social y espiritual. El decreto No 897 de 1995 estipulo que el Instituto debía atender habitantes de la calle entre los 8 y los 22 años de edad.
La Institución para lograr su propósito, diseñó un proceso por etapas el cual es llamado operación amistad. La meta es lograr que el niño acepte la ayuda y entre al programa libremente. En la calle se hace presencia sistemática para entablar relaciones de amistad con los niños y jóvenes de la calle. Se complementa con los centros de atención básica o clubes callejeros donde el niño encuentra respuesta a sus necesidades básicas. En los clubes el niño encuentra alimentos, atención en salud, recreación, duchas de agua caliente, servicios de lavandería y peluquería.
Luego se pretende catalizar en el niño la voluntad de abandonar la calle y dedicarse a un proyecto de vida diferente, más productivo, estimulante y humano. Durante 45 días el niño queda libre durante el día y regresa al programa en las tardes. Eso permite analizar que uso hace de la libertad y si está interesado en la oferta de cambio.
Después de lograr un cambio de mentalidad en la persona, el niño inicia procesos formales de alfabetización, educación básica primaria y sobre todo formación de actitudes de participación. El niño se habitúa a la estructura comunitaria adquiriendo normas de convivencia necesarias para interactuar mejor con las personas, con las que establece una relación de apoyo y crecimiento.
El niño comprende que debe dejar la droga, el desaseo, el robo y las demás secuelas producidas por la vida callejera. El niño, la niña y el joven, aprende a relacionarse con los demás, a disentir o concordar. La socialización le ayudará a identificar sus anti valores y a removerlos. El joven adquiere conocimientos y destrezas para lograr integrarse a la sociedad con un empleo aceptable.
Cada actividad diaria sirve para reforzar el proceso educativo. El joven tiene la oportunidad de continuar sus estudios de básica secundaria y media académica o técnica. Los niños de la calle, han conseguido significativos avances en la música. Hacen parte de la Banda musical de IDIPRON y luego se vinculan a orquestas y grupos profesionales. Coros y otras expresiones artísticas y deportivas hacen parte del programa. Al terminar esta etapa se apoya al joven en la búsqueda de empleo, vivienda, definición de su situación militar, cedulación y vinculación a otras entidades educativas.
Tiene como misión, promover la formación integral del niño/a y del joven habitante de calle, es decir, su desarrollo físico, social y espiritual para que, en el marco de un profundo respeto por su libertad e individualidad, logre avanzar gradualmente e integrarse a la sociedad, al trabajo y mantenerse como ciudadano de bien, desarrollar acciones preventivas de la problemática callejera que afecta a la población en situación de vulnerabilidad.
Por otro lado como visión, pretende tener la capacidad operativa y de infraestructura, que permita la total cobertura de la población de niños y jóvenes excluidos para garantizarles el ejercicio pleno de sus derechos a través de métodos tecnificados que consulten con las exigencias del momento para su cabal inclusión social.
IDIPRON, atiende a los niños y jóvenes que habitan en las calles en condiciones de abandono e indigencia. Los rescata de la calle y los motiva a ingresar a un programa que promueve su formación integral, es decir su desarrollo físico, social y espiritual. El decreto No 897 de 1995 estipulo que el Instituto debía atender habitantes de la calle entre los 8 y los 22 años de edad.
La Institución para lograr su propósito, diseñó un proceso por etapas el cual es llamado operación amistad. La meta es lograr que el niño acepte la ayuda y entre al programa libremente. En la calle se hace presencia sistemática para entablar relaciones de amistad con los niños y jóvenes de la calle. Se complementa con los centros de atención básica o clubes callejeros donde el niño encuentra respuesta a sus necesidades básicas. En los clubes el niño encuentra alimentos, atención en salud, recreación, duchas de agua caliente, servicios de lavandería y peluquería.
Luego se pretende catalizar en el niño la voluntad de abandonar la calle y dedicarse a un proyecto de vida diferente, más productivo, estimulante y humano. Durante 45 días el niño queda libre durante el día y regresa al programa en las tardes. Eso permite analizar que uso hace de la libertad y si está interesado en la oferta de cambio.
Después de lograr un cambio de mentalidad en la persona, el niño inicia procesos formales de alfabetización, educación básica primaria y sobre todo formación de actitudes de participación. El niño se habitúa a la estructura comunitaria adquiriendo normas de convivencia necesarias para interactuar mejor con las personas, con las que establece una relación de apoyo y crecimiento.
El niño comprende que debe dejar la droga, el desaseo, el robo y las demás secuelas producidas por la vida callejera. El niño, la niña y el joven, aprende a relacionarse con los demás, a disentir o concordar. La socialización le ayudará a identificar sus anti valores y a removerlos. El joven adquiere conocimientos y destrezas para lograr integrarse a la sociedad con un empleo aceptable.
Cada actividad diaria sirve para reforzar el proceso educativo. El joven tiene la oportunidad de continuar sus estudios de básica secundaria y media académica o técnica. Los niños de la calle, han conseguido significativos avances en la música. Hacen parte de la Banda musical de IDIPRON y luego se vinculan a orquestas y grupos profesionales. Coros y otras expresiones artísticas y deportivas hacen parte del programa. Al terminar esta etapa se apoya al joven en la búsqueda de empleo, vivienda, definición de su situación militar, cedulación y vinculación a otras entidades educativas.
1 comentario:
Son muchos los niños abandonados por sus propios padres, que necesitan un hogar y de alguien que cuide de ellos, es por esto que la labor de este instituto es realmente importante, ya que con sus diferentes actividades les ayudan a que tengan un mejor futuro
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